La madrugada empieza muchas horas antes, en la mañana del Jueves Santo, se empieza a colocar el monte de flores del Cristo, su base es el romero que es tapado completamente por la cantidad de docenas de claveles rojos que traen los hermanos y devotos de la imagen, como curiosidad, al mediodía no quedaba un solo clavel rojo en las floristerias. Toda la mañana es un ir y venir de hermanos retirando su papeleta de sitio, todavía esta procesión aunque tienen practicamente 15 días para retirarla es el último día el de mayor afluencia. Sobre la seis de la tarde queda todo preparado y nos despedimos hasta las once y media. Tras ver a la Patrona me dirijo hacia el Templo, estos momentos previos son los que mas disfruto, momentos en los que vivimos en intimidad en la penumbra del Templo y donde los primeros sahumerios de incienso empiezan a brotar. Este año la predicación antes de realizar el Juramento la realizo el Padre Jesuita Balta y tras estas palabras nuestro Director Espiritual con la Iglesia completamente a oscuras nos realizo el Solemne Juramento de guardar silencio durante toda la Estación de Penitencia.
El discurrir de la Cofradía es rápido y silencioso, solo roto por el golpear de la horquillas de los penitentes portadores del Cristo y el golpe seco de dos tambores. Este año el discurrir por los Jardines en los años que llevo ha sido el mas concurrido. Una vez que la cofradía se adentra por las calles del casco viejo su discurrir es practicamente en solitario aunque en los últimos años ahí muchas mas personas. Quisiera destacar el gran numero de fotógrafos que en todo momento estuvo siguiendo la procesión. Justo en el momento en que la Hdad. estaba en la puerta de San Andrés, empezó a llover, rápidamente el Cristo fue tapado con un plástico y se siguió procesionando tal cual. Destacar el fenomenal comportamiento de los hermanos penitentes así como de las personas que acompañaban al Cristo alumbrando y representaciones todo un ejemplo del buen comportamiento en la calle de una Hdad. ante la adversidad de la lluvia. A las cinco y media y con un cortejo completamente empapado entro el Cristo en su Templo.
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